El brainstorming o lluvia de ideas es una herramienta de trabajo, generalmente grupal (aunque también puede ser individual), que se emplea para potenciar la creación de ideas que nos puedan ser de utilidad para un fin determinado. En el mundo audiovisual, son muchas las facetas y empresas en las que la creatividad es un elemento fundamental para trabajar. Por ejemplo, a la hora de comenzar a crear un nuevo formato radiofónico o televisivo o una nueva serie o película, entre otros. Por tanto, el brainstorming puede convertirse en un excelente punto de partida.
Un brainstorming puede ser una excelente herramienta para favorecer la creatividad
Creada en 1939 por el publicista estadounidense Alex Faickney Osborn, esta herramienta en apariencia desorganizada, incluso caótica, requiere de ciertas condiciones que la hagan idónea para conseguir los objetivos que perseguimos durante las sesiones que organicemos. Con el fin de conseguir que una reunión resulte productiva, es fundamental seguir algunos consejos básicos para fomentar la creatividad del grupo, que recogemos a continuación.
1 Un buen espacio y una adecuada duración
Puede que algo tan básico como un espacio para llevar a cabo la sesión parezca un detalle insignificante pero es un primer paso que, de elegirse bien, puede favorecer que el brainstorming se desarrolle con éxito. Lo ideal es contar con una estancia amplia y bien iluminada, preferiblemente con luz natural, y sin un excesivo mobiliario que actúe como barrera entre los miembros del equipo. Contar además con algún aperitivo o bebida puede ayudar a mantener a sus miembros despiertos y motivados y evitará también las salidas innecesarias.
La duración de la sesión también es un aspecto básico a la hora de organizar una de estas reuniones. Una sesión de varias horas puede acabar con el equipo exhausto y sin obtener resultados dado que irá disminuyendo la concentración y la productividad. La duración que se suele considerar óptima es aquella que se sitúa entre los 45 y 90 minutos, dependiendo de si se incluye o no, en la recta final, el proceso de análisis de las ideas que han ido surgiendo. Lo más común, no obstante, es que se realicen varias sesiones en días no consecutivos, con el objetivo de que los participantes tengan la oportunidad de meditar las ideas y encontrar, quizás, nuevas fuentes de inspiración.
2 Deja claros los objetivos de la sesión
Al comenzar la reunión es esencial dejar claros tanto el tema como los objetivos que perseguimos con ella, al igual que otros detalles que nos ayuden a descartar aquellas ideas que no se ajusten a lo que perseguimos, como el target potencial o los medios de los que disponemos. Dado que pasaremos bastante tiempo trabajando en el brainstorming, es fácil perder de vista lo que realmente buscamos, por lo que concretar ciertos aspectos evitará que se desvíe el enfoque. Tampoco hay que tener reparos en detener la conversación si vemos que el asunto se aleja del objetivo inicial, siempre que lo hagamos con educación.
3 Dispón de una amplia variedad de materiales
Con el propósito de favorecer la creatividad, otro de los aspectos importantes que hay que tener en cuenta a la hora de afrontar una sesión de brainstorming es el material del que vamos a disponer. En función de la planificación que hayamos elaborado para la reunión, podemos contar con más o menos material para plasmar las ideas que vayan surgiendo durante el encuentro, con el fin de que queden registradas en todo momento para ayudar a crear nuevos conceptos durante la reunión o valorar cuán útiles son para nuestras metas.
Algunas opciones básicas son bolígrafos, rotuladores, folios o post-it de colores, con los que ir recogiendo nuestro trabajo y ordenarlo, aunque también podemos emplear pizarras para que los conceptos que vayan surgiendo queden accesibles a todo el equipo, dependiendo de nuestras metas. Todo depende de qué busquemos concretamente y el proceso por el que nos decantemos a la hora de buscar ideas adecuadas para nosotros. También existen herramientas de brainstorming digitales y/u online, como pueden ser Candor, Groupmap, Realtimeboard, SmartDraw Cloud o Storm Board, entre otras muchas opciones.
4 Crea un entorno de confianza
Sin un ambiente de confianza durante nuestro brainstorming es imposible pretender que el equipo hable con libertad en todo momento. Si los implicados están cómodos en el entorno, es más sencillo que manifiesten las ideas que se les vayan ocurriendo. De hecho, una de las cosas que hay que tener claras a la hora de enfrentar una sesión de lluvia de ideas es que no hay "malas ideas". Por lo tanto, no debemos juzgar los aportes que realicen nuestros compañeros: algunos conceptos, por absurdos que parezcan en un principio, es posible que generen aquello que estamos buscando e incluso pueden fomentar que se genere un ambiente distendido que motive la generación de ideas.
Con el propósito de dar pie a una mayor variedad de ideas, lo ideal en una sesión de brainstorming es contar con personas que tengan distintos puntos de vista o diferentes grados de experiencia. Así abarcaremos un abanico más amplio de conceptos que nos puedan ser de utilidad. Asimismo, podemos contar con un moderador imparcial que dirija el encuentro y ayude a potenciar la creatividad de los presentes, realizando tareas como preparar la sesión, evitar que se juzguen las ideas propuestas o que se desvíe la conversación o encargarse de registrar las ideas, entre otras tareas.
5 Recurre a juegos para fomentar la improvisación
Una sesión de brainstorming ha de establecerse en un ambiente relajado, incluso divertido, con el propósito de favorecer las buenas ideas. Por ello, organizar algún que otro juego puede fomentar enormemente la creatividad de sus participantes, siempre y cuando dejemos claras la dinámica y las reglas que vamos a emplear. Los juegos de palabras, por ejemplo, fomentan el flujo de las ideas. De hecho, existe el término "Gamestorming", la fusión de "game" (juego) y "brainstorming", un conjunto de prácticas que persigue el desarrollo de una lluvia de ideas desde una dinámica entretenida. El especialista en pensamiento visual, Dave Gray, recogió sus bases en un libro homónimo en el que plantea hasta 83 juegos para desarrollar un brainstorming.
6 Crea moodboards, mapas mentales o garabatos
Emplear nuestro material disponible para dar un enfoque más visual a nuestras ideas puede favorecer que demos con lo que tratamos de encontrar. Podemos combinar imágenes o colores, entre otros recursos visuales. Más allá de escribir nuestras ideas en papel, para dar con la inspiración que necesitamos siempre podemos recurrir, por ejemplo, a un recurso muy básico: los simples garabatos. Otra herramienta que podemos emplear son los moodboards o paneles de inspiración, especialmente empleados en campos dedicados al diseño.
Dichos paneles son una colección de imágenes, palabras y texturas relacionados con el asunto que estamos tratando que se recogen ya sea en tableros físicos o virtuales, con el objetivo de servirnos de inspiración a la hora de ponernos a trabajar en las potenciales ideas. Existe incluso una aplicación llamada "MoodBoard" que permite recopilar, organizar y compartir los elementos visuales que escojamos. Los mapas mentales también son una buena herramienta de trabajo: supone anotar las ideas en un diagrama, partiendo generalmente de una idea central de la que van surgiendo más conceptos que nos puedan ser de utilidad. Todo ello sirve para fijar los pensamientos que se vayan creando a lo largo de la reunión de un modo más visual y accesible.
7 Recoge las principales ideas para programar los siguientes pasos
Al concluir nuestros encuentros es de esperar que, si han sido provechosos, contemos con varias ideas que pueden sernos de utilidad. Por ello, es importante que recopilemos cada concepto que surja durante las reuniones en un lugar seguro, más allá de una pizarra que se pueda borrar o unos post-it que puedan acabar en la basura. Podemos usar un ordenador, un cuaderno o incluso fotos que retraten lo que vayamos obteniendo. En definitiva, sirve cualquier dispositivo o herramienta que garantice que no vayamos a perder el fruto de todo nuestro trabajo durante el brainstorming.
Contar con numerosas ideas al concluir nuestras sesiones puede suponer un problema. Aunque en principio es posible que muchas de ellas nos parezcan adecuadas, lo cierto es que, si buscamos un fin concreto, debemos hacer una criba para escoger los conceptos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Un método para poder encontrar las mejores ideas puede ser otorgarles una puntuación o someterlo a votación, aunque escoger las "mejores" no implica descartar el resto, sobre todo si tenemos proyectos futuros en mente. Todo ello nos servirá de cara a preparar los siguientes pasos para trabajar en nuestras ideas.