Escribir es mucho más complicado que sentarse delante del ordenador y comenzar a teclear. Hay días en los que las ideas fluyen y eres capaz de rellenar hojas y hojas casi sin darte cuenta, sin embargo, también existen jornadas en las que escribir dos frases ya se puede considerar todo un triunfo. Ese bloqueo repentino es conocido como síndrome de folio en blanco, uno de los mayores temores a los que se enfrentan los escritores y mucho más común de lo que puedas imaginar. Suele ocurrir cuando empezamos un nuevo proyecto, ese momento en el que lo primero que nos encontramos es una hoja en blanco que tenemos la obligación de completar.
Consejos para superar el síndrome del folio en blanco
En el mundo audiovisual, los guionistas son los más propensos a sufrir este síndrome, algo que, en lugar de preocuparnos, nos lo tenemos que tomar como una circunstancia natural que, tarde o temprano, lograremos superar. La sensación de que ya has escrito de todo o la falta de inspiración suelen ser los motivos fundamentales que llevan a tu mente a entrar en bloqueo creativo y a sentir pánico nada más ver el folio en blanco. Si te encuentras en ese momento de frustración, ansiedad y desesperación en el que no logras sacar adelante tu trabajo y la creatividad parece que ha desaparecido, no te preocupes, date un respiro y aprovecha para seguir los consejos que te proponemos a continuación para superar el síndrome del folio en blanco.
1 Aleja toda la negatividad
Cuando entramos en fase de bloqueo durante la escritura lo primero que se nos viene a la mente son los pensamientos negativos: no se me va a ocurrir nada que merezca la pena, he perdido la imaginación, no valgo para escribir, no voy a ser capaz de sacar esto adelante y un largo etcétera de comentarios que aparecen en nuestra cabeza y que ponen en duda nuestra capacidad creativa. Dejarnos llevar por este camino solo nos conduce hacia un bloqueo mayor y nos impide avanzar. Así pues, aunque es más fácil decirlo que hacerlo, es importante que cambies tu forma de pensar y enfoques tu mente hacia ideas positivas, abandonando la creencia de que tu trabajo no tiene la calidad suficiente y confiando en tus habilidades y conocimientos y apostando por el fruto de tu esfuerzo.
2 Busca inspiración en tu día a día
Puede que a veces tengamos la sensación de que la inspiración es algo que aparece de repente, pero cuando no sucede así, el bloqueo es inminente. El problema radica en que la inspiración se trata de algo que no podemos esperar a que llegue, hay que buscarla. Uno de los lugares más simples por los que comenzar esa búsqueda es nuestro alrededor, es decir, todo lo que ocurre en nuestra vida diaria. Para inspirarnos no hace falta que demos la vuelta al mundo o viajemos hasta países exóticos, basta con fijarnos en todo lo que sucede en nuestro día a día y en las personas y cosas que forman nuestro círculo cercano. Observar con detenimiento y dedicar tiempo a esta tarea nos será de utilidad para aprender a ver pequeños detalles que pueden convertirse en fuente de inspiración.
3 Anota todo lo que se te ocurra
La creatividad se entrena y se trabaja escribiendo y leyendo, da igual de qué tema se trate, lo importante es obligar a tu mente a pensar y a escribir todo lo que se le ocurra. De hecho, aunque esas ideas no tengan sentido ni estén bien estructuradas, es de gran ayuda verlas plasmadas en papel y no solo en la cabeza. Puedes llevar siempre contigo una pequeña libreta que te sirva para anotar todos esos pensamientos, o utilizar la aplicación de notas de tu teléfono móvil para apuntar esas ideas que vayan surgiendo. No importa que finalmente descartes esas anotaciones, aquí lo importante es empezar a escribir porque cuando lleves un rato desarrollando esas ideas lo más probable es que comiencen a surgir otras o que se te ocurran nuevas maneras de reescribir lo que ya tenías.
4 Organiza tus ideas
Uno de los principales motivos que nos suelen llevar al bloqueo es no saber cómo organizar todas esas ideas que tenemos en mente. Para poder comenzar con la escritura debes tener claro qué es lo que quieres plasmar y cómo quieres hacerlo, por lo que es importante que organices de forma clara y concisa todos esos temas que tienes en la cabeza. Para ello, puedes recurrir a la lluvia de ideas para tenerlas todas escritas de forma general y, después, escoger las que de verdad vayan a ser de utilidad. Posteriormente puedes clasificarlas y entonces verás mucho más claro cómo desarrollarlas. Por ejemplo, de este modo podrás concretar y dibujar mejor el arco evolutivo de tus personajes o ver cómo serán y avanzarán las tramas de tu historia.
5 Establece una rutina y buenos hábitos
La falta de una rutina puede hacer que te decantes por la procrastinación y que tu día a día se desestabilice y sea un tanto caótico por no tener unos horarios que cumplir, especialmente si tienes las 24 horas para desarrollar tu actividad y no importa cuándo ni en qué momento comiences y concluyas. Por estos motivos, una buena idea antes de lanzarnos a la aventura de escribir es dedicar tiempo a establecer un horario y a desarrollar una rutina de trabajo creando un calendario de tareas a desempeñar. Si consigues que tu cuerpo y tu mente se acostumbren a esa rutina crearás un hábito de escritura que te facilitará la fluidez y te ayudará a evitar el bloqueo creativo y el miedo al folio en blanco. Igualmente, no olvides dejar espacio al descanso y a las tareas habituales de tu vida diaria.
6 Fija unos objetivos
Del mismo modo que es importante tener una rutina y desarrollar buenos hábitos, también resulta vital fijar unos objetivos. A veces, la presión de sentir que tenemos una meta que cumplir puede ser un aliciente para ponernos las pilas y concentrarnos únicamente en lo que tenemos que hacer. Ese pequeño reto puede convertirse en una motivación que, una vez superado, puede alimentar las ganas de continuar escribiendo. Además, tener claro los objetivos diarios o semanales también será de ayuda para mantener una rutina de escritura y progresar en nuestro trabajo. No obstante, no olvides que deben ser objetivos reales, es decir, pequeñas tareas que sabemos que podemos realizar a corto plazo y que no nos van a hacer caer en la ansiedad y el agobio.
7 Déjate llevar y experimenta
Muchas veces el miedo nos impide avanzar. El temor a lo desconocido nos bloquea y no nos deja descubrir mundos nuevos llenos de posibilidades. Esto sucede en diferentes ámbitos de la vida real, pero también en la escritura. Si eres una persona acostumbrada a escribir de una forma concreta y siempre sobre lo mismo, permítete cambiar, aunque solo sea por ver qué opciones ofrecen otros géneros y formatos. Si por ejemplo lo habitual para ti es escribir drama, intenta desarrollar algo que sea propio de la comedia, aunque no creas que vayas a obtener algo bueno como resultado quizá te sorprendas y, además, habrás obligado a tu mente a abrirse y a pensar en nuevas formas. De este modo, salir de tu zona de confort será el paso definitivo para probar nuevas experiencias que, quizá, te permitan desarrollar tu imaginación y romper con el bloqueo.
8 Desconecta de vez en cuando
Pasarte horas y horas delante del papel o del ordenador no va a hacer que la inspiración aparezca antes. De hecho, quedarte parado en el mismo sitio durante mucho tiempo puede aumentar el bloqueo y el cansancio, por eso, es importante que desconectes de vez en cuando. Levantarte de la silla, dar un paseo, hacer ejercicio, comer, hidratarte, dormir o conversar con alguien son algunas de las actividades que pueden ayudar a oxigenarte y a que tu cerebro recobre energías. Además, desconectar durante un rato te será de utilidad para ver todo con otros ojos cuando vuelvas a trabajar, pues a veces no conseguimos ver fallos evidentes por estar demasiado tiempo seguido enfocados en lo mismo. No obstante, si no tienes más remedio que seguir trabajando porque tienes muchas tareas acumuladas, pasa a otro tema para continuar siendo una persona productiva y no perder más tiempo.